La expresión artística, con su infinitud de manifestaciones, es una herramienta psico mágica poderosa para liberar, afirmar y atraer aquello que intuimos pero no sabemos cómo manejar desde la mente analítica. Dejar de operar desde la parte izquierda del cerebro y entrar en los terrenos por explorar del hemisferio derecho es lo que hacemos cuando conectamos con el arte.
Dejemos atrás esa estúpida idea que el arte pertenece a otros, a otras, que “yo no sé” dibujar, pintar, moldear, escribir, hacer música, cantar, bailar. Es imposible que no lo sepamos, otra cosa es que la vida nos haya alejado tanto de nuestro sagrado aspecto femenino que nos cuesta desbloquearlo. No estoy hablando sólo para mujeres.
Este tiempo sin tiempo que tenemos hoy, mañana, pasado la familia humana es propicio para darle un espacio y soltar la avidez, la rapidez de las redes sociales al menos unas horas.
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